Hoy en día se tiende a hacer las compras en gigantescos y modernos centros comerciales, sin embargo la Creu Coberta de Barcelona invita a los vecinos y a los visitantes a comprar de otro modo, a la antigua usanza. Paseando por la ciudad y entrando en establecimientos más pequeños y familiares, donde el trato es más cercano y personal. Esto se puede hacer en la carrer Creu Coberta que se inicia en la famosa Plaza d’Espanya a los pies de la Montaña de Montjuïc.
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Associació de Comerciants de Creu Coberta
La unión hace la fuerza, por eso esta asociación reúne a los propietarios de las tiendas distribuidas en este sector de la Ciudad Condal. Allí se encuentran tiendas de zapatos y textiles, también perfumerías o de productos de marroquinería. Así como también se pueden encontrar locales de reconocidas franquicias o de cadenas comerciales, no obstante negocios que se basan en el mismo argumento de especialización y cercanía que los comercios más pequeños. Todo ello crea un conjunto de tiendas en las que poder hacer interesantes compras, tanto para recuerdos del viaje a Barcelona como para productos que se necesitan y que no se encuentra el momento para adquirirlos.
El barrio de Hostafrancs
Este es el barrio donde se encuentra la vía de la Creu Coberta, que es su eje principal. Por allí, además de aprovechar para hacer compras, por ejemplo en el cercano Mercado de Hostafrancs cuyos orígenes se remontan a 1888, también se puede aprovechar para turistear, ya que es una zona con su propia historia. Y muy antigua, ya esta misma calle de Creu Coberta fue el Camino Real, que a su vez se levantó sobre el trazado de una antiquísima vía romana. Incluso el nombre de Creu Coberta tiene un origen histórico, ya que ese topónimo recuerda una cruz de término que hubo en esta zona, cuando esta área no pertenecía a Barcelona sino a Sants.
Los parques de la zona
En definitiva, pasear por la calle Creu Coberta y el barrio de Hostafrancs es una experiencia puramente de turismo urbano, donde se descubre la vitalidad de la ciudad en un punto relativamente alejado del centro, aunque extraordinariamente bien comunicado por metro y autobús urbano. No obstante, si se desea descansar un poco del asfalto, muy cerca hay dos parques para relajarse. Uno es el Parc de l’Espanya Industrial y el otro es el Parc de Joan Miró, inaugurado poco antes de la muerte del pintor barcelonés.
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