Si no has visitado nunca Suiza, aquí te recomendamos el que posiblemente sea el mejor sitio para tomar contacto con el país: la ciudad de Ginebra, casi en la frontera con Francia. Seguramente su urbe más internacional y en la que todos los tópicos que poseas o hayas oído sobre el país helvético se acabarán por confirmar. Varias razones invitan a esta escapada a Suiza, por un lado su carácter cosmopolita, por otro su abundante oferta de alojamiento, y además de que se trata de un destinos excelentemente conectado tanto por vía terrestre o como aérea..
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PARA CONOCER SUIZA: GINEBRA
EL LAGO LEMÁN
Si pensabas que las ciudades suizas están rodeadas por un paisaje natural deslumbrante, en Ginebra eso es precisamente lo que te vas a encontrar. Desde cualquier parte su casco urbano podrás ver alguno de los picos de los Alpes, y además la ciudad está en el extremo sur de uno de los lagos de montaña más famosos, el Lago Lemán. Un lago que podrás recorrer en cruceros que zarpan desde el puerto, al igual que podrás embarcar en ferrys que unen a Ginebra con otras grandes ciudades que se encuentran en sus orillas como Nyon o Lausana.
Del Lago Lemán sale el río Ródano camino del Mediterráneo, muchos kilómetros al sur. Pero en Ginebra el cauce de este río divide la ciudad en dos. De hecho, la zona más antigua de la ciudad se encuentra en su orilla izquierda. Mientras que en la ribera derecha abundan los hoteles y restaurantes. Y entre ambas zonas, sobre las propias aguas del lago se levanta el Jet d’Eau, un espectacular surtidor de agua que levanta una columna líquida de hasta 140 metros de altura.
LOS RELOJES Y LA NEUTRALIDAD SUIZA
La industria relojera es uno de los emblemas del país, y en Ginebra vas a encontrar el Museo Internacional del Reloj, imprescindible para los apasionados en este tema. Y para los que no llegan a fascinarse con esa tecnología, si que pueden admirar el reloj de flores en el Jardín Inglés, realmente curioso. Y otro de los símbolos del país, es su neutralidad tradicional. Por eso en Ginebra se encuentra la sede europea de la ONU, así como también está instalada la base de la Cruz Roja, la cual muestra su labor humanitaria en un atractivo museo.
UN PASEO POR LA CIUDAD ANTIGUA
Una vez vistos esos reclamos y tras pasear a orillas del Lago Lemán, se hace imprescindible recorrer el casco histórico de Ginebra. Allí sin duda hay que acudir hasta su monumento más grandioso, la Catedral de Saint Pierre. Pero sobre todo es un conjunto urbano de gran hermosura y en un excelente de conservación. Todo el núcleo histórico gira en torno a la Place du Bourg-de-Four, la más vetusta de la ciudad. Si bien seguramente la más famosa sea la Grand Rue, el lugar donde nació uno de los personajes suizos más famosos de todos los tiempos, Jean Jacques Rousseau, uno de los padres de la Ilustración, y por lo tanto de la sociedad tal y como hoy la conocemos. Quizás, solo por eso ya merece la pena viajar hasta Ginebra.
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