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LOGROÑO, la ciudad del vino

Logroño, es la capital de La Rioja, y en cuanto te nombre esa región te vendrán al paladar sus vinos. Sin duda, los tintos no son lo único mencionable desde un punto de vista turístico en Logroño, pero ellos por sí solos y las bodegas donde se crían merece tu visita a la ciudad. Y desde luego, lo mejor es ir regando tu visita de vez en cuando con la copa de un tinto.

Ciudad del ebro

Las razones de que en La Rioja, y por supuesto alrededor de Logroño, se elaboren sus famosos vinos hay que buscarlas en su clima y en las calidades de su suelo. Y desde luego en la presencia del río Ebro que articula el núcleo urbano. De hecho, sobre él verás varios de los monumentos de la urbe, de los cuales destaca el Puente de Piedra por su sabor más clásico.

El patrimonio histórico de Logroño

Verás que entre los monumentos logroñeses antiguas destacan dos de sus iglesias. La primera la Concatedral de Santa María la Redonda, templo barroco donde los haya que nos da la bienvenida con dos altas torres gemelas y un pórtico abovedado. Es la antesala para que visites su interior y busques una pintura con una Crucifixión que los expertos atribuyen a la mano del mismísimo Miguel Ángel.

Otra iglesia interesante es la de San Bartolomé. Merece la pena detenerse en su fachada y su amplio repertorio de esculturas y relieves. Ahí te estremecerás con la imagen del santo patrón despellejado, tal y como se supone que sufrió martirio. Y además de iglesias, aléjate un poco del centro, dejando atrás los tramos recuperados de muralla medieval, y llega al Ayuntamiento, proyectado por uno de los arquitectos españoles más insignes de la actualidad: Rafael Moneo.

Las plazas de logroño

Todas sus plazas históricas son un buen lugar para sentarse y tomar algo. Algunas como la Plaza del Mercado, tal vez te la encuentres con un escenario si es verano, ya que ahí se suelen celebrar conciertos. Y otra, en la de Santiago, en vez de sentarte, tienes que jugar a la oca. En el suelo está pintado un inmenso juego de la oca, ambientado en el Camino Jacobeo, ya que por aquí pasan los peregrinos para visitar la vecina iglesia de Santiago el Real.

De vinos y pinchos

Pero como ya se ha dicho, plantéate la visita a Logroño con calma. Callejeando y eligiendo entre los muchos bares del casco viejo para catar los famosos caldos riojanos, y para que no solo sea beber, también habrás de pedir un pincho aquí y otro allá. En realidad, no hace falta que te lo digan. Al entrar a los bares típicos, verás las barras repletas de pinchos y se te hará la boca agua.

Zonas de tapear

El lugar de tapeo más famoso es la Calle Laurel. Cuantioso, exquisito y sin duda imprescindible. Pero también los bares más caros. En la vecina calle San Juan, conocida como la Laurel local, son un poco más económicos e igualmente sabrosos. Y la calle María Teresa Garate, poco a poco va cobrando más fama por sus bares y sus pinchos, y su apelativo popular, la Laurel pobre, te dará una idea de que los precios son más asequibles.

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