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Milán, la capital de la región italiana de Lombardía ya era un destino atractivo desde hace mucho, pero que mucho tiempo. Sin embargo la irrupción de las compañías de low cost la han convertido en una de las ciudades más visitadas en los últimos años, sobre todo volando no hasta el propio aeropuerto de la ciudad, sino al de Bérgamo, a unos 50 kilómetros de la metrópoli. ¿Todavía no has hecho ese vuelo? ¿A qué esperas? Buscando un poquillo se encuentran precios ventajosos, eso sí, es lo único barato en este viaje, porque Milán es muchas cosas, pero económica, no.

Milán, el destino menos low cost

Milán, siempre a la última

Todo huele a elegancia, moda, glamur, gomina, en Milán. El mejor sitio para comprobarlo, uno de los monumentos de la ciudad. Las rimbombantes Galerías Vittorio Emmanuelle. Un pasaje de lo más chic, por el que si llevas un modelito, te has de pasear. Es lo que hacen los milaneses. Bueno, en realidad, la gente de Milán pasea sus palmitos con las prendas de la temporada por cualquier rincón de la ciudad. Si eres una fashion victim, ya has viajado a Milán, y ya sabes que cualquier calle es una pasarela de moda. En cambio, si la moda te da un poco lo mismo, también vas a estar mirando al personal constantemente, y es muy seguro que la ropa que te impresione en Milán la veas dentro de poco en tu ciudad.

A la ópera

Una ciudad tan estilosa como ésta tenía que tener como una de sus máximas atracciones un teatro de la ópera. Ni más, ni menos que la Scala de Milán. No hace falta que vayas a una representación para conocerla, puedes hacer la visita turística por sus palcos, pasillo y patio, y por las salas de exposiciones que recuerdan que aquí han sonado los más grandes músicos, compositores y cantantes de la historia.

Un poco (o un mucho) de arte

Milán es Italia. Y ya se sabe, allí todo es arte. Cualquier lugar del país que visites tendrá una obra maestra. Milán no iba a ser menos. Posee un montón, pero sobre todas ellas destacan dos. Ambas difíciles de ver. La primera sería su catedral, el Duomo. Siempre que vayas habrá algo en proceso de restauración, incluso parte de su fachada para que no puedas hacer el fotón del monumento. Pero es que se trata de un edificio inabarcable, un enorme joyero de piedra que alberga numerosas joyas artísticas, y que requiere de un mantenimiento inimaginable. Y la segunda de las grandes obras maestras está en el iglesia de Santa Maria delle Grazie. Se trata del cuadro La Última Cena de Leonardo. Una obra delicada como pocas, al que el número de visitas está restringido. Por eso hay que reservar con mucho tiempo. Así que si buscas tu vuelo low cost con antelación (la forma de encontrar una ganga), aprovecha y reserva ya esa visita. Si no, te quedarás sin ver ese cuadro, lo que por otra parte les pasa a la inmensa mayoría de turistas que llegan a Milán.

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