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Murcia, entre la huerta y el arte barroco
Cuando uno viaja, más interesante que contemplar monumentos o museos, lo que realmente nos llena de un viaje son las sensaciones que transmite cada destino. De hecho, si el lugar al que viajamos no nos hace sentir, probablemente lo olvidemos pronto. Pues bien, viajando a Murcia pronto captarás su atmósfera de frescura, y será uno de los recuerdos que te lleves a casa. Un ambiente que en gran parte se debe a la presencia de su huerta, que además de sabrosa, es un importante atractivo turístico.
La vega media del segura
El río Segura baña el territorio murciano. Es el gran culpable de la fertilidad de las huertas que rodean la ciudad. Al principio, a mitad, o como broche final a la visita Murcia, reserva tiempo para recorrer ese vergel agrícola que es el entorno de Murcia. Te sorprenderás con la estética y también la larga historia de sus frutales, críticos u hortalizas, siempre regados por una red de acequias que recuerdan a la presencia musulmana en la ciudad. Y también verás infinidad de moreras ya que la industria de la seda fue tremendamente importante en la región.
La Fuensanta y otros santuarios
Por otra parte, esos paseos por la huerta son inevitables si quieres descubrir lugares especialmente queridos por los lugareños. Entre ellos destaca el Santuario de la Fuensanta del siglo XVII. Pero hay otros puntos de interés histórico y paisajístico en ese entorno como el gran monasterio de Los Jerónimos o el Castillo de Monteagudo, que se alza sobre una colina y proporciona unas magníficas vistas sobre los alrededores.
Murcia, la ciudad del barroco
Ya de vuelta en las calles murcianas, por supuesto degustarás esos productos naturales en sus bares y restaurantes. Y es que hay que coger fuerzas para hacer el tour turístico por la ciudad histórica. Lugares que visitar no te faltarán, pero pronto comprobarás que en los monumentos murcianos predomina un estilo artístico sobre el resto: el Barroco
Hay muchos ejemplos en Murcia. Entre lo más espectacular está el gran Palacio Episcopal y su grandilocuente fachada. Incluso en la propia Catedral, pese a originarse en la Edad Media, al entrar a su interior verás numerosas capillas de sobrecargada decoración barroca.
El Museo Salzillo
Pero si hay un templo del Barroco, ése es el Museo Salzillo. En sus salas se exponen las obras de ese escultor murciano del siglo XVIII. El cual fue el autor de gran parte de la imaginería religiosa que otorga una personalidad especial a la Semana Santa murciana, cuando muchas de sus figuras salen en procesión por las calles de la ciudad.
Más monumentos murcianos
No obstante, no todo es arte barroco. Hay edificios anteriores como la citada Catedral o el Palacio del Almudí, del siglo XV, que a lo largo de su historia ha sido almacén de grano para la ciudad, depósito de armas o Audiencia Judicial, hasta albergar hoy el Archivo Municipal y una interesante sala de arte contemporáneo.
Y en cuanto a atractivos contemporáneos, merece la pena visitar, más aún si se va en familia y con niños, tanto el Museo de la Ciencia y el Agua como el Acuario de la Universidad. También muy recomendable es caminar por el Paseo del Espolón y entrar al atractivo Jardín Botánico, un contrapunto ideal a la visita a la huerta. En definitiva, Murcia posee reclamos para todos los gustos y edades.
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