GUÍA DE NÁPOLES

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¿Te gusta la pizza? ¿Te encuentras cómodo en los ambientes caóticos y bulliciosos? ¿Eres un artista de la motocicleta? ¿También eres una de esas personas que les gusta la buena vida y uno de los placeres es sentarte a ver la gente y dejar pasar el tiempo? Al mismo tiempo, ¿eres una apasionado de la historia? Si tu respuesta a estas cuestiones es sí, aquí tienes el destino ideal para una escapada: Nápoles.

EL SORPRENDENTE NÁPOLES

¿Por qué Napolés?

Siguiendo con el cuestionario. La pizza nació aquí. La que lleva piña, rotundamente no. La típica con tomate, albahaca y queso, la más sencilla y exquisita. Entre muchos de los locales napolitanos compiten a ver quién hace la mejor pizza. El resultado es que te sientes donde te sientes solo podrás decir: Mamma mia, un altra per favore. Es necesario que te alimentes bien durante este viaje a base de pizzas y pasta, porque tienes que caminar y sobre todo estar atento al tráfico. En la RAE junto a la definición de caos, podría ir una foto de cualquier calle napolitana. También dirás: Mamma mia, sei pazzi. Este último “estáis locos “irá dirigido a cualquier motocicleta que pasará a centímetros de tu pie. Y respecto a tu afición por la buena vida y tu pasión por la historia, aquí van algunas recomendaciones.

Sentarse en una terraza

Después de esquivar las motos, entrar a algún mercado napolitano o pasear por la vía San Gregorio Armeno, repleta de tenderetes, busca una taberna con terraza en la calle. Siéntate, pide un par de birras (aquí nunca mejor dicho) y simplemente contempla el panorama. La gente charlando (en tono tan alto como nosotros), los tenderos pregonando su mercancía (más alto aún), el tráfico, la ropa tendida en las fachadas, antenas parabólicas por todas partes, y un sinfín de detalles. Alucinarás, pero procura no despistarte por la fascinación. En Nápoles hay que estar atento todo el tiempo, muchas de las escenas simpáticas que veas, igual las protagonizan los amigos de lo ajeno a la caza del turista incauto.

Neapolis

Ese es el nombre originario de la ciudad. Y se remonta a los tiempos que llegaron hasta aquí los griegos. Poco queda de entonces, pero mucho de la gran civilización que llegó después: los romanos. Sobre todo lo verás en una de las excursiones imprescindibles que se hacen desde Nápoles: Pompeya. Visitar Pompeya es conocer un lugar donde la vida quedó petrificada hace un par de milenios por la fuerza incontenible del vecino volcán Vesubio.

Nápoles, antaño territorio español

Sí. Nápoles formó parte de las posesiones del Reino de Aragón, y todavía se pueden seguir las huellas de la presencia hispana en la ciudad. Lo cierto es que Nápoles, más allá de los tópicos más manidos es un destino apasionante para los que buscan historia y arte. Aquí su cámara de fotos nos descansa enfocando a la Catedral, la iglesia de Gesú, el Castelo Nuovo, el de Sant’Eomo o el dell’Ouvo, el Palacio Real o las Catacumbas de San Gaudioso. Todo un recital de arte que en Nápoles surge a cada paso entre el bullicio.

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