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GUÌA DE OVIEDO

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Oviedo, sin miedo a la lluvia

La humedad del clima asturiano puede que te acobarde para viajar hasta Oviedo. Pero merece la pena visitar esta ciudad haga el tiempo que haga. De hecho, el cielo nuboso, el empedrado mojado del casco antiguo y los paraguas aparecerán en tus fotos más bonitas de la ciudad. Y con suerte, de pronto saldrá el sol y la urbe adquiere un brillo especial, todo reluce y no te arrepentirás del viaje.

La sidra y la gastronomía asturiana

De todos modos si llueve, te puedes refugiar en las muchas sidrerías desperdigadas por la ciudad. Las más emblemáticas están en el Boulevard, cuyo nombre oficial es calle Gascona. Allí, además de alucinar con el escanciado de la sidra, probarás infinidad de raciones con productos de la tierra y el mar. Y por supuesto, si eres de platos contundentes, tienes que templar el cuerpo con una fabada.

El casco antiguo

En el casco viejo es donde mejor se aprecia su peculiar mezcla urbana. Por un lado, el ambiente joven de una ciudad universitaria, y por otro, sus vetustos monumentos. Para usar el rimbombante calificativo de vetustos, no hay mejor lugar que Oviedo, escenario de la imaginaria Vetusta por la que caminó y sufrió la Regenta de Clarín.

Todo en Oviedo tiene ese sugerente contraste entre lo viejo y lo nuevo. Lo notarás en la calle Uría,  de las más transitadas y comerciales. Y también en sus plazas históricas como la de Fontán o la de Alfonso II el Casto.

La Catedral y San Tirso

Precisamente en la plaza Alfonso II el Casto se levanta la Catedral de San Salvador. Un edificio gótico, pero que en su interior salvaguarda la llamada Cámara Santa, un capilla originada en el siglo IX, refugio de obras escultóricas y de orfebrería de ese estilo de arte único que es el Prerrománico Asturiano.

Sin abandonar esa plaza te encontrarás con la iglesia de San Tirso, igualmente originada en tiempos prerrománicos. Si bien hoy queda poco del templo original, ya que ha sufrido diversas reformas, reconstrucciones y restauraciones durante sus once siglos de historia. Por ello, San Tirso materializa en piedra la evolución de Oviedo.

El prerrománico asturiano

Este estilo artístico es único. Solo lo verás aquí. Su valor es incalculable, por ello está considerado Patrimonio de la Humanidad. Sus edificios plasman el momento en que la España que hoy conocemos comenzó a crearse, cuando el reino de Asturias resistió el asedio de los musulmanes y desde ahí comenzaron a reconquistar tierras hacia el sur. Y por otra parte, los edificios del Prerrománico Asturiano no solo son documentos históricos en sí mismos, la belleza de sus formas arquitectónicas es indudable.

En los alrededores de Oviedo

En las inmediaciones de la capital ovetense se pueden ver los mejores ejemplos de este arte. La preciosa Santa María del Naranco, que en realidad surgió como palacio veraniego para la monarquía asturiana. Y las iglesias de San Miguel de Lillo y de San Julián de Prados. Si visitas Oviedo, no dudes en salir del núcleo de la ciudad para acercarte hasta estos lugares. Merece la pena contemplarlo rodeados por el verdor típico del paisaje montuoso de Asturias, un escenario precioso para estos monumentos únicos.

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