A veces relacionamos los viajes exóticos con paradisiacas playas tropicales o destinos en remotas aldeas con modos de vida anclados en el pasado. Sin embargo, en un país europeo que está entre los que poseen un mayor nivel de vida y muy poco calor, se puede encontrar un destino donde el exotismo es la norma. Se trata de Reykjavik, la capital de Islandia, que ofrece el descubrimiento de un lugar diferente, único, moderno y creativo. Con esos mismos calificativos se puede definir a la islandesa más internacional, Bjork. Tal vez con solo nombrar a esa artista, algunos dejéis de leer estas líneas. Pero quizás un viaje a Reykjavik ayude a comprender su música y sus extravagancias, ya que los dicho esta ciudad es un lugar sorprendente y distinto a lo que ya conoces.
Contenidos
REYKJAVIK, EL FRÍO MÁS EXÓTICO
LA GASTRONOMÍA ISLANDESA
Para empezar los fogones locales. Lo primero que hay que decir que los productos de su cocina son excelentes. Estamos hablando de un país donde la conservación ambiental es una religión, y eso también afecta a sus productos. El salmón, el bacalao o el cordero siempre tienen una calidad suprema. A partir de ahí se puede uno atrever con platos más extravagantes. Algunos como el hárkl, tan solo lo aguantarán los estómagos más resistentes y aquellos que anden escasos de olfato. Se trata de carne de tiburón que tras ser pescado, fue enterrado durante seis meses antes de ser consumido. Ni que decir tiene, que solo es recomendable para los más intrépidos. En cambio, lo que si que es una comida ideal para cualquiera es el pilsur, el hot dog islandés. Cualquier parecido con los perritos originales no existe. Eso sí, es exquisito y además económico. De lo poco barato que vas a encontrar durante tu viaje.
LAS TERMAS DE REYKJAVIK
Toda la ciudad tiene en su subsuelo aguas termales. De hecho su nombre significa “bahía de humo”, y no por la niebla, sino por el vapor de agua que salía de la tierra que vio su primer colono en el año 874, que bautizó este lugar. Hoy esas aguas sirven para calentar las viviendas y también para que hay varias piscinas termales municipales cuya visita es toda una experiencia para los viajeros. Mientras que para los islandeses son casi una religión. Si el tiempo acompaña, también puedes darte otro baño termal en la playa de Nauthólsvik, a un cuarto de hora del centro.
EL ENCANTO DE REYKJAVIK
Una ciudad limpia como ninguna y en la que es imposible perderse. Todas las casas son bajas y muy decoradas. Y siempre se ven los dos edificios más altos. La iglesia de Hallgrimskirkja y la espectacular estructura de vidrio del edificio Perlan. Un restaurante giratorio que se eleva sobre unos tanques de agua caliente. Además en su parte superior tienes un mirador para contemplar la ciudad y ver el barrio de Hafnarfjördur. Esta zona se asienta sobre lava volcánica a orillas del mar. Es el distrito donde se acumulan varios museos y el jardín de esculturas de Vidistadir. Un lugar de visita obligada y que como todos muestra un arte diferente, para el que solo hay un calificativo: islandés.
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