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- 2 Todas las grandes ciudades han sido el escenario elegido por grandes películas. Y en el caso de la capital italiana, la nómina es extensa, pero una destaca sobre el resto. Porque todos hemos disfrutado de Roma pilotando una vespa como si fueramos Gregory Peck con Audrey Hepburn. Si te atreves con el caótico tráfico romano puedes alquilarte un motorino y emularlos, o si no camina. Será mucho menos estresante y pasear es la mejor opción para disfrutar de unas vacaciones en Roma.
Todas las grandes ciudades han sido el escenario elegido por grandes películas. Y en el caso de la capital italiana, la nómina es extensa, pero una destaca sobre el resto. Porque todos hemos disfrutado de Roma pilotando una vespa como si fueramos Gregory Peck con Audrey Hepburn. Si te atreves con el caótico tráfico romano puedes alquilarte un motorino y emularlos, o si no camina. Será mucho menos estresante y pasear es la mejor opción para disfrutar de unas vacaciones en Roma.
VACACIONES EN ROMA
PLAZAS DE PELÍCULA
En esa peli y en otras muchas has visto una y otra vez lugares como Piazza Navona o la Plaza de Spagna. Aunque te las imagines, en cuanto llegues a ellas alucinarás. En la Navona sentirás el arte barroco en estado puro. De día o de noche esta plaza es de lo más animado de la ciudad y su arquitectura teatral hace que rápidamente te integres en el lugar. Y en cuanto a la Plaza de España, la vas a querer fotografiar desde abajo y desde arriba, aunque no te será fácil subir su escalinata, siempre con los turistas sentados en los escalones disfrutando del panorama urbano que se contempla. Tú también te sentarás.
Las plazas de San Giovanni y del Popolo
La de San Giovanni es menos famosa, pero es muy importante para conocer la historia arquitectónica de Roma, ya que aquí se encuentra la Basílica de San Juan de Letrán, uno de los templos que originó la arquitectura cristiana tal y como la conocemos en la actualidad. Bien distinta es la Piazza del Popolo, originada durante el Barroco, con dos iglesias al fondo y un obelisco en el centro que resumen gran parte de la historia de la ciudad.
LAS FONTANAS
Por todo el casco histórico, las plazas poseen al menos una fuente. Es algo que también sabemos por el cine. Y desde luego si solo tuvieras que nombrar una, está claro cual vas a decir. La Fontana de Trevi. Ni se te ocurra imitar a Anita Ekberg y Marcello Mastroainni en la Dolce Vita de Fellini. La multa que te puede caer arruinará tus vacaciones y alguno de los meses siguientes. Confórmate con sentarte a sus orillas y tirar alguna moneda si eres supersticioso, porque esa es la garantía para volver a Roma.
Otra fontana hermosa es de la Piazza de Santa Maria de Trastevere. Un lugar habitual para citarse entre los romanos. Por eso es un sitio muy animado por la noche. Y es que este barrio del Trastevere es de lo más interesante de la noche romana. Allí abundan los cafés y los restaurantes que con el buen tiempo sacan sus mesas al empedrado de las calles. No lo dudes, si viajas en pareja tienes que acercarte una noche a cenar por aquí. Aunque si no buscas mucho y entras sin mirar los precios puede que te lleves una desagradable sorpresa a la hora de pagar. Y aunque estés en plan velada romántica, tampoco hay que tirar el dinero e irse con mal sabor de boca. Busca un poco primero el local donde sentarse, luego lo agradecerás.
LA ROMA DE LOS EMPERADORES Y LOS PAPAS
Roma es una de las grandes ciudades del mundo. Es más, a lo largo de su dilatada historia ha hubo épocas en las que fue la capital del mundo. Si sumamos su extensión y su ingente patrimonio, el resultado es una urbe donde tus vacaciones pueden durar todo lo que tú quieras. Siempre habrá cosas qué ver y qué hacer. Por eso, te lo has de tomar con calma. Una opción es situarte ante el plano urbano y diseñarte visitas temáticas. Por ejemplo, seguir las huellas de los emperadores de la Roma Imperial, o buscar la solemnidad de la Roma Papal.
LA ANTIGUA ROMA
Siguiendo un orden cronológico y para comprender mejor esta, por momentos caótica ciudad, lo mejor es recorrer los lugares donde la esplendorosa civilización romana ha dejado sus huellas. Un buen punto para comenzar son las ruinas del inmenso Foro. Un lugar donde desde el siglo XVIII no para de haber excavaciones arqueológicas, por lo que su aspecto puede cambiar de una visita a otra y sorprendentemente los vestigios de hace milenios renuevan contantemente el corazón de la Roma Imperial.
El Coliseo y el Panteón
Roma posee dos de los edificios más monumentales e influyentes de la historia de la arquitectura. Y ambos con siglos y siglos de historia. El primero es el Coliseo, conocido por todos, por la tele, por las películas, por la literatura y por ser el modelo para muchas plazas de toros o recintos deportivos. Te impresionará en su desnudez. Eso sí, es un lugar de afluencia masiva de turistas, por lo que a los inconvenientes de las colas y el precio para entrar, se suma la presencia de muchos amigos de los ajeno. Atentos.
El otro gran monumento de época romana es el Panteón de Agripa. Al entrar verás una enorme cúpula que en su momento fue la mayor del mundo, y cuya estructura sirvió de modelo para todas las grandes cúpulas del mundo.
Roma, paraíso para los arqueólogos
En Roma, cualquier obra que se emprende tropieza con los restos del subsuelo. De ahí han salido muchas esculturas antiguas que luego pasan a engrosar las colecciones de los museos. Uno de ellos son los Museos Capitolinos, allí descubrirás desde la emblemática escultura de Rómulo y Remo con la loba hasta bellas Venus o la estatua ecuestre de Marco Aurelio.
LA ROMA DE LOS PAPAS
El segundo momento de máximo esplendor de la ciudad es durante el Renacimiento y el Barroco cuando los Papas tenían un poder inmenso sobre la vida civil. La expresión de aquel poderío la descubres en el Vaticano, un país dentro de la ciudad, para el que no tienes que pasar ninguna frontera, solo el río Tiber.
San Pedro del Vaticano
No hay que ser un amante del arte ni un ferviente creyente para entrar a la Basílica y sentirse diminuto. Todo es grandioso, su enorme cúpula, las innumerables esculturas que adornan las tumbas, las columnas y pilares que sostienen el edificio. Te vas a sobrecoger, seguro. Pero tras eso, reflexiona un rato sobre el poder y riqueza de la iglesia, y saca tus conclusiones.
Después haz cola para sacar la entrada a los Museos Vaticanos. No son baratos, pero merece la pena contemplar una de las mejores colecciones de arte del mundo. Casi todo sublime, y por encima de todo ello las estancias pintadas por Rafael y sobre todo, la Capilla Sixtina. Sobran las explicaciones, hay que sentirla.
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