Sobran las presentaciones. Todos sabemos lo que encontremos en Venecia. Un lugar que os encantará o que odiaréis. Estamos gente para todo. Os puede fascinar porque evidentemente es uno de los lugares más hermosos del mundo, con sus palacios, sus plazas, sus puentes, sus canales, etc, todo lo que hemos visto mil veces en películas de amor.
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Recorriendo Venecia
Tarde o temprano verás los monumentos y rincones más carismáticos, pero más allá de contemplarlos, uno de los grandes placeres en Venecia es recorrerla. Caminando y navegando. En cuanto a los paseos, lo mejor es que te olvides de planos y simplemente te pierdas por sus callejones. Cruzando un puente tras otro, a algún sitio llegarás. Es la mejor forma de sumergirse por la ciudad, y con suerte por alguno de ellos casi te sentirás especial, sin seguir a un grupo de turistas.
Y en cuanto a navegar. Si llevas idea de gastar dinero y eres un romántico empedernido, ya sabes a subir en góndola. Aunque hay maneras más económicas de recorrer el Gran Canal. Se trata de subir en el vaporetto, el transporte público veneciano por excelencia, una especie de autobús acuático que une los principales puntos de la ciudad. Y también hay otras formas de navegar más exclusivas, como alquilar alguna motora o desplazarte en taxis que son lanchas. Opciones hay para todos los gustos y bolsillos.
La Plaza de San Marcos
Después de atravesar la ciudad ya estás preparado para llegar a su lugar más emblemático: la Plaza de San Marcos. Una enorme plaza cerrada por un lado por la Basílica y alrededor los soportales donde abren algunos de los cafés más caros del planeta. Cuando llegues creerás que ya has estado. Un sitio colosal y a la vez familiar. Un buen lugar para sentarse y relajarse, eso sí, si no viajas de octubre a enero cuando se suele inundar con las mareas altas.
Y detrás de la plaza se encuentra el monumento más grandioso de la ciudad: el Palacio del Dux. Una elegante construcción que fue la residencia del Dux, el gobernante de Venecia y de una gran parte del mundo. Porque esta ciudad fue rica como pocas, y ella sola poseía colonias y negocios por las costas de todo el planeta.
La Salute
Fruto de ese poderío comercial es el esplendor de las construcciones que verás, las más hermosas a orillas del Gran Canal, como los palacios que le sirven de fachada. E incluso atravesándolo, como el famoso Puente Rialto. Pero si hay una construcción atractiva e identificable desde muchos puntos de la ciudad, esa es la iglesia barroca de Santa María della Salute, con una gran cúpula que supone un gran contraste en el particular skyline veneciano.
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