La Plaza de Cataluña no es lo más antiguo de Barcelona, ni es el centro geométrico de la ciudad, pero sin embargo sí que se puede considerar el corazón de la metrópoli. El lugar en el que todo lo importante se festeja y donde se protesta por todo aquello que merece la pena.
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Historia de la Plaça de Catalunya
En el Medievo y durante muchos siglos después el enorme solar que hoy ocupa la plaza era un terreno despoblado fuera de las murallas de la ciudad. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX comenzó a urbanizarse casi de forma espontánea con el progresivo desarrollo de la ciudad. No obstante, el aspecto definitivo, muy parecido al actual no comenzó a configurarse hasta el año 1927, por obra del arquitecto Francesc Nebot. En aquel proyecto hay que buscar los aspectos que hace que la Plaza de Cataluña se pueda considerar un espacio monumental.
Dimensiones de Plaza Cataluña
La forma de la plaza es la de un cuadrado irregular cuya superficie aproximada es de 50.000 metros cuadrados. Es decir unas dimensiones que la equiparan con otras grandes plazas europeas con una historia muchísimo más larga. Si bien, también hay que decir que los edificios que la rodean en algún caso no están del todo acordes con la monumentalidad del espacio, y hay una cierta irregularidad en cuanto a la calidad arquitectónica de los mismos y también respecto a la mezcla de estilos constructivos.
El gran nudo de comunicaciones de Barcelona
Durante una estancia en Barcelona es casi imposible no pasar por la Plaça de Catalunya. Sea en la superficie, con los numerosos autobuses urbanos que tienen aquí su parada, o de forma subterránea, ya que diferentes líneas de metro y de trenes de cercanías convergen en este centro neurálgico para el desplazamiento de los barceloneses. Además de que es un lugar de encuentro habitual para los lugareños, y también para los turistas, ya que desde aquí parten diversas excursiones.
Las esculturas de la Plaza Cataluña
La amplitud de esta plaza incluye en su interior varios elementos de interés, como las dos fuentes luminosas, o las distintas esculturas que hay en su extensión. Una de ellas es el Monumento a Francesc Macià, uno de los personajes más venerados por el independentismo catalán, y que aquí se le recuerda con un monumento en forma de escalinata invertida. Otras esculturas interesantes son la Diosa, realizada en mármol por Josep Clará, o el Pastor tocando el caramillo, en este caso creada en piedra de Monjuïc por el artista Pablo Gargallo.
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