Las Olimpiadas de Barcelona 92 supusieron la auténtica remodelación de la capital catalana. En muchos lugares de la ciudad se pueden ver las huellas de aquel evento de categoría mundial, pero si se quiere buscar una zona que cambió radicalmente su aspecto entonces, hay que buscarla en el Puerto Olímpico, al norte del corazón histórico de la Ciudad Condal. De hecho, el contraste con el núcleo antiguo barcelonés no puede ser de lo más sugerente, ya que en el Port Olimpic todo es modernidad.
Una entrada monumental
Una de las imágenes más fotografiadas del Port Olimpic es la entrada a la zona. Allí nos dan la bienvenida dos grandes rascacielos, de altura idéntica (más de 150 metros) pero con sutiles cambios en su apariencia. Uno de ellos es la Torre Mapfre y el otro es el Hotel de Les Arts. Su rotunda presencia a orillas del mar se convierte en un fantástico pórtico hacia el Mediterráneo, la razón de ser del Puerto Olímpico barcelonés.
Un puerto deportivo y divertido
Originalmente el puerto nació para albergar las embarcaciones participantes en aquellos Juegos Olímpicos. Evidentemente, en la actualidad el puerto sigue siendo el amarre ideal para los barcos deportivos que llegan hasta Barcelona. Pero además de esa función portuaria, este enclave de la ciudad se ha convertido en una de las áreas más animadas de la metrópoli.
Aquí abundan los bares y restaurantes en un entorno de lo más moderno y con amplias zonas verdes. Sin olvidar la presencia del Mediterráneo que aquí forma varias playas, ya que el Puerto Olímpico está rodeado a ambos lados por las playas de la Barceloneta y la de Nova Icária. Es decir, si el tiempo acompaña, parece obligado tomar el metro hasta la parada de Ciutadella-Vila Olimpica y llegar hasta esta zona para pasar una divertida jornada de playa y chiringuito.
Tal vez se tenga la suerte de llegar hasta Barcelona navegando en una embarcación propia. Si es así, aquí van algunas de las informaciones prácticas sobre el Puerto Olímpico. Esta instalación cuenta con casi 750 puntos de amarre, y el tamaño máximo de un buque para poder atracar aquí es de 35 metros de eslora. Y llegada la hora de hacer las gestiones necesarias, hay que acudir al edificio de la Comandancia de Marina, donde se encuentran las oficinas de administración y la aduana.
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